Simpático, conflictivo, pesado, divertido, perezoso, activo, aventurero, comilón, pesimista, alegre, impulsivo, inconsciente, nervioso, constante, trabajador, holgazán, etc. Utilizamos etiquetas con alegría, las ponemos y nos las ponen, pero a veces eso resulta perjudicial. Cuando etiquetamos a un niño, las expectativas que tenemos acerca de su conducta influyen en la misma, tanto si esta es positiva como si es negativa.
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