El amor incondicional y el darse cuenta realmente de que el otro existe han sido las grandes lecciones de casi un siglo de vida. A sus 97 años, el escritor y periodista Abrasha Rotenberg, continúa con curiosidad, ilusión y un brillo en la mirada que relatan su manera de habitar el mundo.
Su historia está marcada por una trayectoria llena de desafíos y superaciones que reflejan su determinación y espíritu libre: “Todo lo que no sea seguido de algo que pueda hacer el bien debe ser excluido de tu vida. Respeto al otro aunque yo no piense lo mismo y respeto el derecho de reflexionar sobre cualquier tema sin necesidad de someterte a lo que el ambiente, la ley o el que dirige piensan. Ser independiente siempre en tus ideas es la base, sin eso estás perdido”.
Nació en Ucrania en una época de cambios y turbulencia pero fue en Argentina donde creció y comenzó a forjar su camino con un lema presente: “Un fracaso solo es la apertura de otras posibilidades”. Una vida a caballo entre las letras y la economía, y una pasión por la literatura como alimento que expandió su perspectiva ante una cuestión vital: la educación. “Tenemos que replantearnos qué quiere decir educación. Yo creo que tecnología, sí, pero sin alma, no, tecnología sola no significa ‘bienestar’. Educación para aprender a disfrutar de la vida y no ser solamente instrumentos mecánicos de conocimiento, tenemos que ser seres humanos con conocimientos y sensibilidad”, reflexiona.
Con su pluma llena de sabiduría acumulada a lo largo de los años, Rotenberg encontró en la escritura un medio para compartir sus profundos pensamientos, y a pesar de las dificultades que el tiempo impuso, su pasión por contar historias y su amor por las palabras nunca disminuyeron. Un acto creativo de inspiración y perseverancia en el que encontraremos las palabras de alguien que ha experimentado los altibajos de la vida y retrata en la escritura una forma de eternidad.
Una imagen viva, una fotografía que incita verse así mismo de la grandes riquezas que la vida tiene para cada uno, siempre en cuando se busque, se inquiete en la búsqueda de las “maravillas” y las grandes sorpresas que nos otorga y esas son aprendizajes de la vida real.