“Tomar conciencia de nuestra infancia es acercarnos a nuestra historia y empezar a conocernos en un nivel más profundo”, reflexiona la psicóloga Beatriz Cazurro. Para la autora de ‘Los niños que fuimos, los padres que somos’, viajar a nuestra infancia nos permite reconocer miedos y carencias, liberarnos de falsas culpas y conectar mejor con las personas que forman parte de nuestra vida. Por ello, insiste en que entender cómo fuimos educados es clave para reconocer que eso tiene una serie de consecuencias y evitar que condicione nuestra conducta.
La experta sostiene la importancia de comprender que cada cual ha tomado las decisiones lo mejor que ha podido, y de la misma manera, tiene el derecho y la capacidad de tomar nuevas decisiones desde la libertad de su poder personal: “Reconocer nuestros miedos o carencias no es hacer una quema de brujas a nuestros padres ni a las personas que nos han cuidado. Sino, más bien, un reconocimiento” desde el agradecimiento y la toma de responsabilidad. Su terapia se apoya en técnicas de enfoque corporal como el Focusing y en recientes descubrimientos de la neurociencia que integran cabeza, cuerpo y corazón, tratando de aumentar la sensibilidad hacia la infancia y visibilizando la violencia sutil y los estereotipos que nos condicionan.
Beatriz Cazurro es psicóloga especializada en psicoterapia humanista con perspectiva de trauma, lleva más de 15 años trabajando con niños, adolescentes y adultos y ha comprobado que los síntomas que nos hacen sufrir a las personas son un lenguaje que, sabiéndolo traducir y escuchar, puede acercarnos a nosotros mismos y a aquello que necesitamos para mejorar nuestra salud mental.
Les podemos ofrecer algunas pautas generales sobre cómo fomentar el desarrollo positivo de un niño sin imponer un condicionamiento negativo. Es importante recordar que cada niño es único y que los enfoques pueden variar según las circunstancias individuales. Aquí hay algunos principios fundamentales a considerar:
- Amor incondicional: Es fundamental brindar amor y afecto a tu hijo sin condiciones. Hazle saber que lo amas y lo aceptas tal como es, independientemente de sus logros o comportamientos.
- Comunicación abierta: Fomenta un ambiente de comunicación abierto y respetuoso. Escucha activamente a tu hijo, muestra interés genuino por sus pensamientos y sentimientos, y respétalos. Fomenta el diálogo y la expresión de emociones.
- Establecimiento de límites y normas claras: Los niños necesitan estructura y límites para sentirse seguros. Establece normas claras y consistentes, y comunícalas de manera comprensible para tu hijo. Asegúrate de que las normas sean razonables y apropiadas para su edad.
- Refuerzo positivo: Reconoce y elogia los logros y esfuerzos de tu hijo. El refuerzo positivo refuerza comportamientos positivos y ayuda a construir la confianza y la autoestima. Celebra los éxitos y alienta a tu hijo a seguir esforzándose.
- Enfoque en el desarrollo personal: Fomenta un enfoque en el crecimiento personal y el aprendizaje en lugar de enfocarte exclusivamente en los resultados. Anima a tu hijo a asumir desafíos, aprender de los errores y desarrollar habilidades y talentos.
- Autonomía y toma de decisiones: Permite que tu hijo tome decisiones apropiadas para su edad y fomente su autonomía. Esto les brinda la oportunidad de aprender a ser responsables y tomar decisiones informadas.
- Modelado de comportamiento positivo: Recuerda que los niños aprenden principalmente a través del ejemplo. Sé un modelo de comportamiento positivo, incluyendo la forma en que manejas el estrés, te comunicas y te relacionas con los demás.
- Tiempo de calidad: Dedica tiempo de calidad a estar con tu hijo. Participa en actividades significativas juntos, como juegos, lectura o conversaciones, y demuestra interés genuino por sus intereses y pasatiempos.
Recuerda que cada niño es único y que es importante adaptar estas pautas a su personalidad y etapa de desarrollo. Además, busca siempre el equilibrio entre guiar y permitir la autonomía de tu hijo, para fomentar su crecimiento y desarrollo saludable.